lunes, 23 de junio de 2014
martes, 17 de junio de 2014
PARA LEER Y PENSAR
MENSAJE
DE JUAN PANADERO AL CONGRESO MUNDIAL POR LA PAZ
(Fragmento)
Aquí estoy. Aquí ya estamos. No tenemos cara. Somos el planeta que habitamos. Venid. No tenemos nombre. Aunque todos respondamos a una misma luz: el hombre. (...) Matadnos. Nos mataréis. Pero es más fuerte la vida que la muerte que ofrecéis. Y al fin correréis la suerte de los que matando llegan a darle a su vida muerte. (...) ¿Queréis la guerra? No iremos. Con la paz entre las manos por arma, os enterraremos ¡Paz al mundo! Corazones arrebatados y unidos de millones y millones. Paz para toda la gente. Se abran y cierren los ojos del día tranquilamente. |
Paz en todos los hogares.
Paz en la tierra, en los [cielos, bajo el mar, sobre los mares. Paz en la albura extendida del mantel, paz en la mesa sin ceño de la comida. En las aves, en las flores, en los peces, en los surcos abiertos de las labores. Paz en la aurora, en el [sueño. Paz en la pasión del grande y en la ilusión del pequeño. Paz sin fin, paz verdadera. Paz que al alba se levante y a la noche no se muera. ¡Paz, paz, paz! Paz luminosa. Una vida de armonía sobre una tierra dichosa. Lo grita Juan Panadero. Juan en paz, un Juan sin guerra, un hombre del mundo entero. |
El Derecho Humano a la Paz
La paz duradera es premisa y
requisito para el ejercicio de todos los derechos y deberes humanos.
No la paz del silencio, de los hombres y mujeres silenciosos,
silenciadas. La paz de la libertad - y por tanto de leyes justas -,
de la alegría, de la igualdad, de la solidaridad, donde todos los
ciudadanos cuentan, conviven, comparten.
No basta con la denuncia. Es tiempo de acción. No basta con conocer, escandalizados, el número de niños explotados sexual o laboralmente, el número de refugiados o de hambrientos. Se trata de reaccionar, cada uno en la medida de sus posibilidades. No hay que contemplar solamente lo que hace el gobierno. Tenemos que desprendernos de una parte de "lo nuestro". Hay que dar. Hay que darse.
¡Los derechos humanos! En los albores de un nuevo milenio, ésta debe ser nuestra utopía: ponerlos en práctica, completarlos, vivirlos, revivirlos, reavivarlos cada amanecer. Ninguna nación, institución o persona debe sentirse autorizada a poseer y representar los derechos humanos ni menos aún a otorgar credenciales a los demás. Los derechos humanos no se tienen ni se ofrecen, sino que se conquistan y se merecen cada día.
Fragmentos pertenecientes a “El Derecho Humano a la Paz. Declaración del Director General de la UNESCO”; París, Francia, enero de 1997.
No basta con la denuncia. Es tiempo de acción. No basta con conocer, escandalizados, el número de niños explotados sexual o laboralmente, el número de refugiados o de hambrientos. Se trata de reaccionar, cada uno en la medida de sus posibilidades. No hay que contemplar solamente lo que hace el gobierno. Tenemos que desprendernos de una parte de "lo nuestro". Hay que dar. Hay que darse.
¡Los derechos humanos! En los albores de un nuevo milenio, ésta debe ser nuestra utopía: ponerlos en práctica, completarlos, vivirlos, revivirlos, reavivarlos cada amanecer. Ninguna nación, institución o persona debe sentirse autorizada a poseer y representar los derechos humanos ni menos aún a otorgar credenciales a los demás. Los derechos humanos no se tienen ni se ofrecen, sino que se conquistan y se merecen cada día.
Fragmentos pertenecientes a “El Derecho Humano a la Paz. Declaración del Director General de la UNESCO”; París, Francia, enero de 1997.
Manifestación, de Antonio Berni (1951)
viernes, 13 de junio de 2014
miércoles, 4 de junio de 2014
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