“... no
hay cambio sin sueño,
como no hay
sueño sin esperanza”
Paulo Freire
Paulo Freire
Educamos para un futuro
mejor, para desarrollar en las personas posibilidades de enfrentar
con equilibrio sus propios anhelos, deseos, inquietudes, intereses,
miedos y temores, fracasos y éxitos, aventuras y odiseas. Nos
educamos con sueños y esperanzas, en confianza, con fe en uno mismo
y en los demás. Porque no podemos soñar solos ni esperar aislados,
ni emprender aventuras sin confianza en el éxito o buscar éxitos
sin emprender aventuras. Como tampoco podemos enfrentar los anhelos,
deseos, intereses e inquietudes, sin enfrentar miedos, temores y
fracasos, para vencerlos. Y porque no podemos estancarnos en nuestro
proceso de crecimiento, desarrollo personal y social, debemos cambiar
de acuerdo a nuestros sueños y transformar la sociedad, el entorno
en el que vivimos, para tener mejores condiciones de existencia. Por
eso, debemos educarnos y educar, formarnos y formar, para construir
el sueño, el de cada uno y el colectivo, el de todos los
argentinos...
La sociedad también debe
ser educada, como sujeto colectivo, para que sea capaz de construir
el sueño común. Y educarnos significa transformarnos. Educar a la
sociedad significa transformarla y en esto deben participar todos los
actores sociales.
La transformación social
y personal debe tener como base la reflexión crítica de lo que
somos, de lo que hacemos, de lo que anhelamos y deseamos, de lo que
constituyen nuestras inquietudes, temores, fracasos o concebimos como
éxitos: una transformación basada en una ética que oriente nuestra
tarea cotidiana.
Si transformar la
sociedad implica soñar, si soñar implica tener esperanza, educar
para la transformación social implica EDUCAR PARA SOÑAR: para soñar
los cambios y educar para tener esperanza de que seremos capaces de
lograr sueños comunes, para sostener nuestras utopías y tratar de
alcanzarlas.
Lino Osorio
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